claudio gaete arte: 2011

He hay, la flor mas hermosa del jardín.
Como la yerba, es movida por la suave briza de noviembre
Te veo a ti oh amada
Siempre en movimiento, danzando, saltando, jugando.
Una tímida mirada quiebra mi tiempo.
Fragmentado así, reparto mi ser.
Tan coqueta, mujer inquietante.
¿Qué ocultan esos ojos misteriosos y melancólicos?
Pues, no más que, mi reflejo al no tenerte.
Musa inspiradora de los más oscuros deseos y las más brillantes obras.
Eres el poema que recito, y la razón de su existencia.
Seductora fuente de encanto, que hechiza mi mirada con su baile.
Tu angelical sonrisa es la custodia de mis más pervertidos demonios.
Y estos a su vez. Avivan el Fuego de tus caderas.
Sola, frente al mundo que te observa, deseoso.
¿Qué te perturba? ¿A que le temes?
¿Mi mirada, tal vez?
O ¿la carencia de esta?
¡Mírenme, mírenme!
Grita tu cuerpo.
Más, tu mirada no tiene dueño.
El se fue, hace mucho, llevándose tu corazón.
Si amo moriré, por eso. Danzo para vivir.
¡Ilusa!
¿Que esconde la bella dama?
Barrera mental que encierra al león.
Que, desde tu vientre, da vida a tus pasos.
Tu esencia mora en otro mundo.
Gira, gira, se libre.
Vuela fuera de la jaula. Fuera de las mentes, de las pupilas, de mi razón.
Y mora en mi nido.
Yo, compartiré contigo, todo lo que soy
Y tú, serás la que, motive mi sexo creador,
Germinando la obra divina.
Celoso de tu único amante. Que no es más
Que la melodía que te envuelve.
Único, aquel, que te penetra y digno de tu baile.
Quien agradecido de tu ser, te comparte con nosotros.
Ama y señora de las tablas.
Deseoso de ser como el piso que te sostiene,
La lámpara que te proyecta, los ojos que te besan y la música que te abraza.
Bailemos este vals o dama multicolor.
Desde las penumbras, te asecho, esperando que no veas la bestia cazadora
Y que reconozcas en mí, a tu aliado vital
Luna del ballet cósmico. Déjame ser el astro rey que te ilumina y
Despertemos al resto con nuestro tango universal.
Tierno capullo, abriéndose a la vida. Déjame ser quien te acompañe a volar.
Concentrándome desde mí ser.
Oh mi hermoso cisne.
Te pienso, te siento, te deseo y te vivo.
Rezándole al altísimo para que tu compartas lo mismo.
Pero para ti, soy solo un espectador más.
Que solo puede tocarte con el fervor de su aplauso.
Llegando al clímax de tu sonrisa, al crescendo de tu espíritu
Y al orgasmo de nuestros sentidos.
Creando así, un vínculo eterno, al compás del gozo de los dioses.